“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración— en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio—piensen en tales cosas.”1
Un lector de Encuentros Diarios comparte su batalla diciendo, “Tengo problemas tratando de vencer el problema de la lujuria. He intentado vencer mi problema en varias ocasiones teniendo un éxito temporal solo para volver a caer poco tiempo después. Sin embargo, estoy determinado a conquistar mi flaqueza pero necesito ayuda para lograrlo.
Estimado Joel (nombre ficticio), gracias por su honestidad al compartir su problema de lujuria, el cual, por cierto es un problema al que muchos de nosotros nos enfrentamos o nos hemos enfrentado en algún momento de nuestras vidas.
En primer lugar, comprenda que los sentimientos sexuales son normales y son una dádiva de Dios a la humanidad. Sin embargo, lo importante es mantener el control de la sexualidad y no permitir que ella nos controle. También tenemos que controlarla en nuestra mente porque, como dijo Jesús, “Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.”2 Pr supuesto el hacer esto no es solo una debilidad, es un pecado. El hecho es que aquello en lo que pensamos constantemente eventualmente pasará.
En segundo lugar, además de luchar en contra de nuestra naturaleza pecaminosa, la lujuria puede ser un síntoma que se agrava por un problema más profundo. Por ejemplo, la lujuria puede ser causada por un amor reprimido; y cuando lo es, es un sustituto falso y vacío del amor. Si este es el caso, puede ser necesario buscar la experta ayuda de un consejero para poder resolver este problema.
En tercer lugar, cuando no llenamos nuestras necesidades de una forma saludable, puede ser muy tentador llenarlas en formas poco saludables como lo es a través del sexo ilícito. Por lo tanto, especialmente cuando se es soltero, es muy importante tener amistades que sean sanas con quienes no exista una relación de intimidad, que sean personas de ambos sexos saliendo en grupos mixtos y así llenar las necesidades sociales de una manera saludable.
En cuarto lugar, hasta estar casados lo más aconsejable es encontrar formas saludables de desviar el impulso sexual involucrándose en proyectos creativos que proporcionen un medio para poder utilizar sus dones y talentos y, al hacerlo, ayudar a quemar parte de esa energía sexual. El ejercicio físico intenso también puede ayudar a quemar parte de esta energía.
En quinto lugar, el objetivo es convertirse en una persona madura emocional y espiritualmente para que, cuando llegue el momento, se sienta atraído a una pareja madura para que sus necesidades sexuales puedan cumplirse de manera sana dentro de un buen matrimonio. Como el apóstol Pablo dijo, “porque es preferible casarse que quemarse de pasión.”3
Sexto, si se siente totalmente derrotado por su lujuria y/o acciones, es aconsejable buscar a un capacitado consejero cristiano para ayudarle a trabajar en el problema y resolver los problemas que están detrás de su lujuria fuera de control. Si usted vive en América del Norte podría llamar a la Fundación cristiana Narramore al 1-800-477-5893 y presione “1″ para hablar con Dianne y ella les proporcionará el nombre de un buen consejero cristiano en su área.
Por último, ore. Al inicio de cada día, le sugiero que entregue y confié su vida y sus caminos a Dios, pidiéndole que le guíe por el camino que hay que seguir. Además, cada vez que se sienta tentado por la lujuria por alguna mujer (o un hombre si es mujer) continué orando, “Señor Jesús, ten misericordia de mí un pecador. Señor Jesús, ayúdame hasta que la tentación pase.” Esta es una forma muy eficaz de proteger la forma de pensar y ayudar a mantener una mente pura.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, reconozco el hecho de que tengo una naturaleza pecaminosa y que sin tu ayuda, estoy propenso a ir por el mal camino. Te entrego mi corazón y mi vida por favor; por favor ayúdame a ser sano en todas cada área de mi vida para que mi estilo de vida, mis acciones y mis relaciones con los demás sean sanas. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con agradecimiento, en el nombre de Jesús, amén.”
1. Filipenses 4:8.
2. Mateo 5:28.
3. 1 Corintios 7:9
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