Un temeroso salto de fe

“El Dios sempiterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos.”1

Brennan Manning, en su libro, el Evangelio de Ragamuffin, habla de un niño atrapado en el segundo piso de su casa cuando estaba en llamas. Todos los miembros de la familia iban corriendo hacia afuera de la casa cuando el niño más pequeño entró en pánico y corrió escaleras arriba.

Aterrado,  él gritaba desde una ventana llena de humo. Desde abajo su padre le podía ver y le pedía con angustia, “¡Salta, hijo, salta!  Yo te atraparé.”

“Pero es que no te veo,” lloraba el niño.

“Lo sé,” le dijo su padre,” pero yo si te puedo ver.”

Muchas veces cuando estamos en situaciones difíciles y con pánico en el interior, si no en el exterior, añoramos la ayuda de Dios. El no poder verlo o sentir su presencia, no sabemos qué hacer. Sin embargo, siempre recordemos que Dios está allí independientemente de nuestra vista o nuestros sentimientos, y él puede vernos y escucharnos. Cuando le pedimos ayuda y elegimos poner nuestra confianza en él, Dios escucha nuestra oración sin importar qué tan débil sea y nos ayudará. Debajo están sus brazos eternos y él “es nuestro amparo y fortaleza, una ayuda muy presente cuando hay problemas.”2

Y tal vez eso sea todo lo que necesitamos saber.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a confiar en ti cuando la oscuridad me rodee y este perdido sin saber el camino. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

Nota: por mas ayuda asegúrense de leer el artículo, “Como saber que es un cristiano real” en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.

1. Deuteronomio 33:27 (NVI).
2. Salmos 46:1 (KJV).

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