En más de una ocasión he sido parte de un comité para plantar iglesias, y cuando estamos listos para hablar del tema, un miembro se para y dice que Dios le dijo como debería de ser.

¡Punto! Se termino la discusión. ¿Quién puede discutir contra Dios?

Pero no es así.

Mi respuesta fue, “Pues, Dios no me ha dicho a mi; así que hay que orar y seguir hablando de este tema un poco más.”

Como se podrán imaginar, el hecho de que cuestioné a este hombre no fue apreciado de su parte.

En otra ocasión un hombre vino y me dijo que Dios le había dicho que él tenía que trabajar para mí. No vamos a hablar de que si estaba calificado para el trabajo o no, pero pensé que tomaría el riesgo y que Dios no me castigaría por no darle en trabajo. No se lo di… y Dios no me castigo.      

Aunque Dios si nos habla o se comunica con nosotros de varias maneras, por ejemplo en su Palabra, circunstancias, un sentir de paz, una convicción profunda, o por medio de una palabra que tú sientes profundamente que es de el, la comunicación de parte de Dios nunca contradice su Palabra y no manipula.

Desafortunadamente, “el Señor me dijo” a veces es usado como una manera de controlar o manipular a otros para que se haga lo que nosotros queramos, o para sentir que tenemos el poder. Cuando esto pase, necesitamos reconocerlo por lo que es y no ser manipulado. Y necesitamos estar seguros de que no estemos haciendo esto personalmente. Dios no necesita que “torzamos el brazo” para él.

Oración sugerida: “Querido Dios, tu anhelas que haiga verdad en lo más profundo de mi ser. Ayúdame a siempre ser honesto conmigo mismo, con otras personas, y contigo y nunca buscar controlar a alguien o algo usando tu nombre o en ninguna otra manera. ¡Nunca! Y ayúdame a saber discernir cuando otros están tratando de torcer el brazo para ti. Gracias por escuchar y por contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”

1. 1 Pedro 5:2-3 (NVI).