“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. . . Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”1
Lei la siguiente historia sobre una mujer que estaba de compras de Navidad con sus dos hijos. Después de muchas horas de andar en los pasillos entre juguetes, y todo lo que se pudiera imaginar, paso horas escuchando a sus dos hijos pidiendo todo lo que veian en los estantes, finalmente llegó al ascensor con sus dos hijos.
Ella se sentia lo que muchos de nosotros sentimos durante la temporada de Navidad. Mucha presión para ir a cada fiesta, o cuando alguien estrena casa, o conseguir el regalo perfecto para cada persona en la lista compras, y estar seguro de no olvidar a nadie de la lista y de aquellos que mandaron tarjetas.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, había mucha gente ahí dentro. Desesperada, ella se abrió camino dentro del elevador y llevo a sus dos hijos con ella y todas las bolsas que traía. Cuando las puertas del ascensor se cerraron ya no pudo aguantar mas y dijo: “Quien sea que empezó con todo este asunto de la Navidad deberían encontrarlo, colgados y fusilarlo.”
Desde la parte trasera del ascensor se escuchó una voz tranquila que respondio, “No te preocupes, ya lo crucificamos.”El resto del viaje por el ascensor fue tan silencioso que se podría haber escuchado caer un alfiler.
No se olvide este año de tener en sus pensamientos a el que comenzó la Navidad, en todo lo que hace, en lo que compra y en lo que dice. Si todos lo hiciéramos, piensa en lo diferente que este mundo sería.2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ¿cómo te podré agradecer por el gran regalo de Navidad que nos has dado, tu Hijo, el Señor Jesucristo. Ayúdame, no sólo durante la temporada de Navidad, sino durante todo el año a vivir para que mi vida se refleja una actitud de gratitud en todo lo que haga. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, Amén.”
1. Juan 1:1-3, 14 (NVI).
2. Enviado por: Les Nixon, www.outbackpatrol.com.au.
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