“Imploramos a nombre de Cristo: Reconcíliense con Dios”1
¿Sabemos que necesitamos perdonar a los que nos lastiman u ofenden, pero debemos reconciliarnos con ellos? Cuando sea posible esta debe de ser nuestra meta, pero no siempre es posible ya que la reconciliación depende de las dos partes.
Primeramente necesitamos reconciliarnos con Dios. Hacemos esto cuando le confesamos nuestros pecados y recibimos su perdón. Sin embargo, por nuestro propio bienestar es imperativo que perdonemos a todos los que nos han lastimado. Esto puede ser extremadamente difícil si la persona involucrada no admite lo que él / ella ha hecho. Esto, entonces, hace la reconciliación imposible.
De acuerdo con algunos no podemos perdonar a este tipo de personas. De ser así, algunos de nosotros vamos a cargar resentimientos por mucho tiempo. En estas instancias el perdonar es una elección. Podemos elegir el perdonar o nos podemos quedar con nuestro coraje y dolor y lastimarnos a nosotros mismos.
Para perdonar genuinamente necesitamos deshacernos de nuestro dolor y coraje al expresar estos sentimientos, no necesariamente a la persona que nos lastimó, pero con una persona que nos comprenda para liberarnos de esas emociones destructivas que llevamos dentro. Una vez que hagamos esto, el perdón es posible aún si nunca existiese una reconciliación.
Recuerda, también que el perdonar no significa que le permitimos a esa persona que nos lastimó que lo haga de nuevo. Con estas personas necesitamos mantener una distancia (límites) saludable para protegernos a nosotros mismos. Recuerden, también, que la humildad no es debilidad. La falta de límites saludables lo es.
Se sugiere la siguientes oración: “Amado Dios, por favor ayúdame a perdonar a todos los que me han lastimado y ha reconciliarme con ellos de ser posible. Pero ayúdame a perdonar sin importar la respuesta de la otra persona. Y que siempre pueda admitir y resolver mi parte en todos los conflictos y que me reconcilie contigo. “Gracias por escucharme y responder a mis oraciones. De todo corazón, en el nombre de Jesús, amén.”
1. 2 Corintios 5:20.
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