Un lector de Encuentros Diarios escribió, “Aún estoy buscando cual es el plan de Dios para mí, pero ¿cómo puedo pasar de la cuna a la tumba sin obtener respuesta alguna a mis oraciones. A menudo en mi vida me he salido de mi denominada zona de comodidad, pero no he encontrado grandes descubrimientos o bendiciones. ¿Cómo puedo obtener un trabajo como el de usted donde puedo publicar versos y frases bíblicas banales por diversión y beneficio económico?”

Mi respuesta fue la siguiente; “Estimado Terry, (no es su nombre real), usted puede tener un trabajo como el mío—menos los versos, las banales frases bíblicas por diversión y el beneficio económico: si hace lo mismo que yo tuve que hacer; es decir, pasar varios años obteniendo mi educación bíblica, asistir al Colegio y obtener un posgrado y durante todo ese tiempo tener un trabajo de medio tiempo para pagar por el privilegio, en cualquier trabajo que podía encontrar, incluyendo el limpiar pisos. También tomó muchos años para construir el ministerio de Actos Internacionales, y sigo trabajando 60-70 horas a la semana, incluyendo el tener un segundo empleo de tiempo parcial para ayudarme a mantenerme a mí mismo.”

Es verdad, Dios alimenta a las aves del aire, pero él no les tira la comida dentro de sus nidos. La voluntad de Dios nunca se nos da en charola/bandeja de plata. Dios le dio a Israel la tierra prometida, pero, incluso con su ayuda, tuvieron que luchar para ganar cada centímetro de ella. Si Dios no les hubiese dado esta tierra a ellos, ellos nunca habría sido capaces de conquistarla. Dios tiene un plan para ustedes y para mí también, pero también tenemos que trabajar diligentemente, con la ayuda de Dios, para ver que lo logremos en nuestras vidas.

La realidad es que lo que vemos es lo que recibimos. Todo se encuentra en nuestra percepción la cual sin importar que tan distorsionada esté, se convierte en nuestra realidad. La percepción distorsionada, como lentes/anteojos distorsionados, distorsiona todo lo que vemos en la vida. También distorsiona nuestra vida de oración, nuestra fe y nuestra visión de Dios. Jesús nos dio un principio divino cuando dijo, “Se hará con ustedes conforme a su fe.”Con una fe distorsionada se distorsionaran nuestras oraciones y los resultados coincidirá con nuestra percepción distorsionada de la realidad.

Entonces, ¿cómo llegamos a la etapa en dónde nuestra percepción se basa en la realidad en vez de que nuestra “realidad” se base en nuestra percepción? No es fácil. Sin embargo, llegamos a ella al ser reales/sinceros; es decir, ser honestos a un nivel interior con uno mismo (lo que incluye nuestras verdaderas emociones y nuestros motivos), con Dios y con al menos un amigo de confianza. El hecho es que cuanto más deshonestos seamos con nuestro ser interior, más distorsionaremos el resto de la verdad—incluida la verdad de Dios. Sólo la honestidad a nivel personal nos liberará de la distorsión para que así podamos ver la realidad tal como realmente lo es, y como Dios la ve.

Como lo dice la palabra de Dios, “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.”²

Para recibir más ayuda asegúrese de leer, “Atreverse a ser honesto” en: http://tinyurl.com/dare-to-be-honest (Solo en inglés).

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor confróntame con mi verdad. Ayúdame a verme a mí mismo tal y como tú me vez para que así yo pueda con tu ayuda, resolver todos los problemas en mi vida que causan el que yo distorsione la realidad, para así convertirme en una persona autentica en todas las áreas de mi vida—honesto con migo mismo, honesto con lo demás, y honesto contigo por la  gloria de tu nombre. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús, amén.”

1. Mateo 9:29 (NVI).
2. Salmos 51:6 (NASB).