No renuncien

Del apóstol Pablo: “Pero este precioso tesoro — esta luz y poder que ahora brilla entre nosotros — está dentro de vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos, nos levantamos y continuamos.”1

Supongo que hay momentos cuando todos nosotros nos sentimos abrumados por los problemas y sentimos ganas de darnos por vencidos. He estado allí, pero no pudo encontrar nada mejor que mi fe cristiana para entregarme. Hoy doy gracias a Dios por el valor para seguir adelante, sin saber que Dios permitía estas experiencias para fortalecer mi fe y para ayudarme a crecer.

Si tiene el deseo de renunciar y dejarlo todo, tal vez el siguiente poema le anime a esperar, y a no darse por vencido cuando las cosas se pongan difíciles.

    No renuncien

    Cuando las cosas van mal, como pasa a veces,
    Cuando el camino por el que va parece ir cuesta arriba,
    Cuando los fondos son bajos y las deudas son altas,
    Y desea a sonreír, pero tienes que suspiran.
    Cuando las preocupaciones le presionen un poco,
    Descanse si debe, pero no se dé por vencido.
    La vida es extraña con sus giros y vueltas,
    como cada uno de nosotros aprende en ocasiones,
    Y muchas derrotas asecharán
    Cuándo de haber persistido hubiese ganado.
    No hay que renunciar a pesar de que el paso parece lento—
    ¡Puede triunfar con el siguiente paso!    
    El éxito es la otra cara del fracaso—
    El matiz plateado de las nubes de dudas,
    Y uno nunca puede saber cuán cerca está,
    Puede estar cerca cuando parece estar tan lejos.
    Así que manténgase en la lucha cuando los golpes     arrecien—
    Es cuando las cosas parecen empeorar que no hay que     darse por vencido.2

También me gusta la cita que Robert Schuller ha utilizado: “Cuando las cosas se ponen difíciles, hay que continuar la marcha.” O como el título de uno de sus libros dice, Los tiempos difíciles nunca duran. La gente persistente si lo hace.

Dios nunca abandonó al apóstol Pablo, quien se enfrentaba a retos increíbles y a la oposición. Y él nunca nos abandona ni a usted ni a mí en la medida en que pongamos nuestra confianza en él.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, gracias porque sé que nunca me olvidaras o me abandonaras. Por favor, ayúdame a siempre depositar mi confianza en ti y tu fidelidad independientemente de mis circunstancias, sabiendo que al final mi fe y confianza en ti serán justificadas. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

1. 2 Corintios 4:7-9 (NLT).
2. Anónimo

<:))))><

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>