“De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.”1
He leído como Haley Mills, una estrella infantil del momento, fue escoltada a través de Disleylandia. Cuando era llevaba al frente de una línea con cientos de personas de pie, un guardia de seguridad intentó detenerles. “Alto” dijo el guardia a la escolta de Haley, ¿quién se cree que es usted? ¿Walt Disney? Imaginen su mortificación cuando la escolta dio la vuelta y dijo, “de hecho soy Walt Disney.”
Como lo dice el dicho, “No es lo que saben, pero a quien conocen.” Esto ciertamente es verdad para poder entrar en muchas partes. Joy, mi esposa, tuvo la oportunidad de ser invitada a la inauguración del presidente Bush. ¿Cómo? Por alguien a quien conocía. Ella era muy buena amiga de la suegra de un oficial militar de alto rango, que se encontraba asignado a la Casa Blanca. Joy me llamó desde el salón de baile para compartir su entusiasmo acerca de ver al Presidente en persona. En forma de broma le dije, “¿has tocado el dobladillo de su ropa?”
Hay un lugar mucho mayor que cualquier baile de inauguración, la Casa Blanca o el Palacio de Buckingham, a donde a muchos les gustaría ser invitados. Sin embargo, para ser invitados a este lugar es absolutamente imperativo que conozcamos a la única persona que puede llevar — sí, es al cielo de Dios. Y esa persona es Jesús. Usted puede saber acerca de Jesús, pero ¿le conoce como su Salvador? Y ¿él lo sabe? Si no es así, le insto a aceptar su invitación para conocerle hoy. Para obtener ayuda, asegúrese de leer el artículo: “Como saber que es un cristiano autentico sin tener que ser religioso” en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, gracias porque tu invitación al cielo es ‘para quien quiera asistir.’ Gracias porque eso me incluye. Confieso que soy un pecador y te agradezco el que hayas muerto por mí para pagar la pena por todos mis pecados. Acepto tu invitación para ir a ti por mi salvación, para pedir y aceptar tu perdón, y recibir el regalo de la vida eterna para que yo pueda vivir contigo para siempre en la gloria. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”
Si usted hizo esta oración y lo hizo sinceramente, déjennoslo saber visitando: https://learning.actsweb.org/sp/decision_sp.php.
1. Hechos 4:12 (NVI).
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