Los misteriosos caminos de Dios

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.”1

Patricia San Juan escribió sobre María, una enfermera inglesa que en ese momento estaba trabajando en una clínica misionaria en un país árabe. “Una mañana ella y su asistente, Fátima, necesitaban viajar ocho millas a otro pueblo. Abordaron un autobús que iba en esa dirección. Pero después de unas pocas millas, el conductor del autobús pasó su parada y continuó conduciendo. El conductor ignoró las súplicas de la mujer para que retomara el camino que conducía al pueblo. María se molestó, pero Fátima mantuvo la calma, recordando las oraciones de esa mañana pidiendo la guía de Dios.

“Finalmente, el autobús se detuvo al pie del cerro, a muchas millas del hogar de María y Fátima. En la parada encontraron a una anciana con una criatura en sus brazos. La anciana se acerco a María dándole a la niña. La pobre tenía una severa infección en los ojos y necesitaba atención médica de inmediato para salvarle la vista.

“María le preguntó a la anciano cómo es que ella sabía que encontraría ayuda allí tan lejos de la villa principal. La anciana le respondió que un hombre se le había aparecido en sus sueños y le había dicho que una enfermera inglesa le estaría esperando al final del camino al próximo día. Una visita a esa villa no estaba en los planes de María y Fátima. Ellas no podrían haber anticipado que un conductor grosero/sin modales les dejaría a muchas millas de distancia de su parada. Aun así Dios le había dicho a esa mujer desesperada dónde encontrarlas. María atendió los ojos de la pequeña; en unos cuantos días la infección desapareció. Tiempo después María y Fátima tuvieron la oportunidad de dar su testimonio a muchas personas en esa villa gracias a su encuentro con la anciana y el bebé.”2

Hace años tuve una experiencia similar y, aunque no fue tan dramática, ayudo a cambiar un rumbo importante en mi vida.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, gracias porque cuando confío en ti con todo mi corazón y te confió mi vida y mis caminos, tu diriges mis pasos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con agradecimiento, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Proverbios 3:5-6 (NKJV).
2. Patricia Saint John en Finding God Between a Rock and a Hard Place, compilado por Lil Copan y Elisa Fryling (Publicaciones Wheaton, IL.: Harold Shaw, 1999), páginas 106-110. Citado en www.sermons.com.

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