“Si se enojan, no pequen.”1
Recuerdo haber trabajado con un grupo al cual dije que estaba bien estar enojado. Una dama estaba absolutamente sorprendida. Ella me dijo que toda su vida había sido enseñada que los cristianos nunca se enojan. Por lo que ella había razonado en su mente: “Los cristianos nunca se enojan. Siempre estoy enfadada. ¡Por lo tanto, nunca podre ser una cristiana!”
Esa noche se liberó de 20 años de angustia y recibió la garantía de su salvación. Ella era de hecho una cristiana porque había recibido a Jesús como su Salvador.
La ira es amoral; es decir, por sí misma no es ni correcta ni incorrecta. Es lo que hacemos con ella y cómo la manejamos lo que importa. La Biblia en realidad dice, “Si se enojan no pequen,”1 o como lo dice la antigua traducción, “Enójense — no pequen.”
El enojo por sí mismo (no la furia, la hostilidad o la amargura) es una emoción que Dios nos ha dado. Su finalidad es luchar contra el mal y corregir las injusticias. Así fue cómo Florence Nightingale utilizó su enojo. Ella estaba enfadada por la forma en que soldados heridos estaban siendo gravemente maltratados, por lo que ella hizo algo al respecto. Nosotros, también creados para utilizar nuestra ira en forma creativa.
La realidad es que todo el mundo se enoja en algún momento u otro. Algunas personas entierran y niegan su enojo, mientras que otros se lanzan a herir a otros. Nada de estos es saludable ni cristiano.
Al expresar el enojo necesitamos poseerlo como propio, y recordar que el principio bíblico es hablar la verdad con amor. Una forma de hacer esto es decir algo como, “sé mis sentimientos son mi responsabilidad, pero me siento molesto y necesito hablar con usted acerca de tal o cual.”
Nunca le diga a una persona, “tú me haces enojar.” Esto es porque nadie puede hacernos enojado sin nuestro permiso. Todo lo que hacen es desencadenar nuestra ira pero el enojo es siempre nuestro.
Por desgracia, cuando tenemos embotellado un montón de ira o enojo del pasado que nunca ha sido resuelto, nuestro botón de la ira puede activarse fácilmente y hacernos reaccionar de más. Como lo he dicho muchas veces, lo que la otra persona me hace es su problema. Cómo me siento y reacciono es siempre mi responsabilidad, pero en la medida en la que reacciono, eso es mi problema totalmente.
Para relaciones saludables, es imperativo que aprendemos a identificar nuestros sentimientos — positivos y negativos —ser honesto acerca de ellos y aprender a manejarlos de maneras creativas, en lugar de maneras destructivas.
Como lo enseña la Biblia, “Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados — resuélvanlo rápidamente, porque cuando están enojados (y no lo resuelven) le dan cabida al diablo.”2
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, gracias por el regalo de los sentimientos. Por favor ayúdame a estar en contacto con los míos, a ser honesto con ellos y, al expresarlos ayúdame a hablar la verdad con amor. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”
1. Efesios 4:26 (NVI).
2. Efesios 4:25-27 (TLB).
Nota: Por más información en el enojo y cómo manejarlo en forma creativa, oprima en “controlando la ira” en: http://tinyurl.com/tame-anger. Solo en inglés.
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