B. Hinn cuenta la siguiente historia sobre los días de la esclavitud. “Durante los días cuando la esclavitud era legal en los Estados Unidos, un caballero se encuentro con una subasta de esclavos en una calle llena de gente. El hombre se detuvo para observar lo que estaba sucediendo. Mientras observaba de la orilla de la multitud, vio a esclavo tras esclavo llevado a la plataforma, con sus brazos y piernas atadas por cuerdas como si fueran animales. Mostrados a la multitud burlona, eran subastados, uno por uno.

“Algunos inspeccionaban la ‘mercancía’, agarrando a las mujeres en una forma irrespetuosa, y examinando los brazos musculares de los hombres. El caballero estudiaba al grupo de esclavos que esperaban al lado. El pauso cuando vio a una joven parada casi hasta atrás. Sus ojos estaban llenos de temor. Se miraba tan asustada. El se detuvo por un momento y luego desapareció brevemente. Cuando regreso, el subastador estaba a punto de empezar la subasta por la joven que el había visto anteriormente.

“Cuando el subastador empezó, el caballero grito una cantidad que era lo doble de cualquier otro precio que se había ofrecido ese día. Hubo silencio por un instante, y luego cayó el mazo mientras se escucho ‘vendida a el caballero’. El caballero paso al frente, y espero al pie de los escalones mientras la joven era traída a su nuevo dueño. La cuerda que la ataba fue dada al hombre, quien la tomo sin decir nada. La joven miraba hacia el piso. De repente miro hacia arriba y le escupió en su cara. Calladamente, el tomo un pañuelo y se limpio la cara. Le sonrió suavemente a la joven y dijo, ‘Sígueme’.  Ella lo siguió de mala gana. Cuando llegaron a la orilla de la multitud, el continuo a una área cercana donde cada venta era cerrada legalmente.

“Cuando un esclavo era liberado, documentos legales eran necesarios. El caballero pago el precio de venta y firmo los documentos necesarios. Cuando completaron el trámite, se dio la vuelta, miro a la joven, y le entrego los documentos. Sorprendida, lo miro con incertidumbre. La mirada en sus ojos preguntaba, ‘¿Que estás haciendo?’ El caballero respondió a su mirada. El dijo, ‘Toma estos papeles. Te compre para hacerte libre. Mientras tengas estos papeles en tu posesión, nadie podrá hacerte esclava nunca más.’

“La joven le miro a la cara. ¿Qué estaba pasando? Hubo silencio. Despacio, ella dijo, ‘¿Me compro para hacerme libre? ¿Me compro para hacerme libre?’ Mientras ella repetía esta frase vez tras vez, la significancia de lo que había sucedió se hizo realidad mas y mas para ella. ‘¿Me compro para hacerme libre?’ ¿Era posible que un extraño le acabara de dar su libertad y nunca más iba a estar en cautiverio o tener que servir a ningún hombre? Mientras empezó a entender la significancia de los documentos que ahora detenía en sus manos, cayó a sus rodillas y lloro a los pies del caballero. En medio de sus lagrimas de gozo y gratitud, ella dijo, ‘Me compro para hacerme libre. ¡Yo le serviré para siempre!’”²

Y, Querido Lector, esto es exactamente lo que Jesucristo hizo por ti y por mí. El murió en la cruz en nuestro lugar para pagar el precio por nuestros pecados para que pudiéramos ser perdonados plenamente por Dios y hechos libres de la esclavitud del pecado y la condenación eterna.

¿Has aceptado el perdón gratuito de Dios? Si no, te animo a que lo hagas hoy. Para ayuda asegúrate de leer el artículo, “Como Estar Seguro Que Eres Un Cristiano Verdadero” en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.

Oración sugerida: “Querido Dios, como te pudiera agradecer lo suficiente por mandar a tu hijo, Jesús, para morir en la cruz en mi lugar para hacerme libre de la esclavitud al pecado y sus consecuencias eternas. En las palabras de la joven esclava, ‘Me compro para hacerme libre. Yo le serviré para siempre.’ Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”

1. Éxodo 20:2 (NVI).
2. B. Hinn, “La Sangre: Su Poder de Génesis a Jesús a ti.” Citado en: http://www.fellowshipforchrist.com/Stories/Stories6.htm.