“Alabado sea el Dios… Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.”1
Algunos han dicho bromeando que ¡los Cristianos forman el único ejército que dispara a sus heridos! Es un comentario triste, pero tan seguido es verdad. Por ejemplo, algunas personas de la Iglesia siguen juzgando a personas sufriendo de depresión y otros problemas emocionales diciendo que les falta fe, que tienen pecado sin confesar, o que no están suficientemente involucrados en el estudio bíblico y la oración.
Según lo que escribe el autor del libro, Beyond Seduction (Mas Allá de la Seducción), “No hay tal cosa que enfermedad mental; puede que sea un problema físico en el cerebro…o puede ser un problema moral o espiritual.” Otro líder Cristiano muy conocido básicamente está de acuerdo. En su libro, Nuestra Suficiencia en Cristo, escribe, “No hay tal cosa como un ‘problema psicológico’ que no esté relacionado a causas espirituales o físicas. Dios provee recursos divinos suficientes para satisfacer todas esas necesidades completamente.”
¡Uf! ¿Te puedes imaginar cómo le afecta esto a una persona que está enferma mentalmente cuando escucha que no hay tal cosa? Se deprimen aun más. Ciertamente parte de la depresión es causada por problemas físicos (biológicos) o espirituales, pero ciertamente no es cierto de toda depresión. Alguna depresión es causada por problemas o necesidades psicológicas o emocionales y requiere de herramientas de psicología tal como los problemas médicos requieren de herramientas médicas para ser resueltas. Incluso Pablo le dijo a Timoteo, “Toma un poco de vino para tu estomago.”
Y que de Moisés, Elías, Job y Jeremías quienes experimentaron tiempos de depresión.2 También David a veces se sentía alicaído y deprimido. Martin Lutero también sufría de depresión al igual que Charles Spurgeon, el príncipe de predicadores, y J.B. Phillips el gran erudito de la Biblia.
Lo que yo creo que Dios quiere que hagamos cuando estemos deprimidos o enfermos mentalmente es buscar la ayuda que necesitamos (profesional si es necesario) para poder encontrar y tratar con la causa/s. Lo que no necesitamos son “amigos” que nos juzguen o critiquen, o nos condenen cuando estemos tristes o que nos digan que no deberíamos sentirnos como nos sentimos. Lo que necesitamos son amigos que nos apoyen, que nos escuchen, que nos entiendan, y que ayuden a consolarnos con la misma consolación que ellos hayan recibido en sus tiempos de dificultad. ¿No es esto lo que hacía Jesús?
Oración sugerida: Querido Dios, por favor líbrame de dar consejo no solicitado, o de juzgar a aquellos que estén emocionalmente tristes, deprimidos, o enfermos mentalmente. En toda situación por favor dame la gracia, compasión y entendimiento para poder ser como Jesús para mis amigos y vecinos que están heridos. Y por favor úsame para ser un sanador de los heridos. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. 2 Corintios 1:3-4 (NVI).
2. Vea Números 11; 1 Reyes 19; Job 3; y Lamentaciones 1-5.
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