Cuando lo que me molesta es mi problema

“El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.”1

Según un viejo chiste que probablemente ya ha oído, un trabajador de la construcción tenía un sándwich (emparedado) de su bolsa de almuerzo y lo lanzó al suelo, quejándose en voz alta, “¡Bolonia de nuevo! Odio la bolonia.” Cuando un compañero de trabajo le sugirió, “si tanto odias la bolonia, ¿por qué no le pides a tu esposa que te prepare algo más?” él respondió, “ese es el problema. No puedo. Yo hago mis propios almuerzos.”

El sándwich de bolonia también puede representar las cosas que nos hacemos a nosotros mismos y las seguimos haciendo sin importar cuánto odiamos hacerlas. Creo que fue Einstein quien primero dijo: “La locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados.” Alguien mas dijo, “si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho, seguiremos recibiendo lo que siempre recibimos, y continuaremos sintiendo lo que siempre sentimos.” Y como dice otro proverbio, “Nada cambia si nada cambia.” Indudablemente estas son afirmaciones sencillas, pero muy ciertas.

He visto gente que repetidamente esta en relaciones tóxicas y nocivas. Otras personas permanecen en situaciones de abuso, o en posiciones que están muy por debajo de sus intereses y capacidades. Otros continúan repitiendo los mismos errores en el trabajo o en sus relaciones y no hacen nada para cambiar sus pautas de comportamiento. En otras palabras continúan preparándose esos “sándwiches de bolonia” que ellos odian.

El hecho es que lo que no resolvemos, estamos destinados a repetir… repetir… repetir—sin cesar, ¡agreguen infinito!

¿Cómo podemos cambiar? En primer lugar, ser verdaderamente sinceros y admitir que tenemos un problema y que nosotros mismos estamos causando el problema. En segundo lugar, pidamos a Dios que nos enfrentan a la verdad y la realidad de lo estamos contribuyendo a las frustrantes e incluso dolorosas situaciones en las que nos encontramos. En tercer lugar, pidamos a Dios que nos dé el valor de ver y aceptar nuestra responsabilidad para superar nuestro problema y en su caso, buscar y encontrar la ayuda que necesitamos para superarlo, incluso si eso significa buscar la ayuda de un capacitado consejero cristiano.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor, Ayúdeme a ser valientemente honesto conmigo mismo y contigo. Ayúdame a hacerles cara y enfrentar todos los problemas sin resolver en mi vida y llévame hacia la ayuda que necesito para superarlos. Gracias por siempre escuchar las oraciones de la gente honesta y por siempre darles respuesta en la forma en que es mejor para nosotros. Con agradecimiento, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Salmos 145:18 (NIV)

<:))))><

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>