“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”1
El golfista Arnold Palmer ha ganado cientos de trofeos, pero nunca se ha jactado de ello. En su oficina hay sólo un trofeo en la repisa. Es una pequeña taza que recibió en su primera victoria profesional en el abierto de Canadá en 1955
En su oficina hay una placa en la pared que dice:
Si crees que le han aplastado, lo estarás.
Si crees que no te atreves, no lo harás.
Si le gustaría ganar pero creo que no se puede,
Es casi seguro que no ganará.
Pero más tarde o temprano, el hombre que gana
Es el hombre que piensa que puede.
Las batallas, los retos, los éxitos y/o las derrotas son guerras que se ganan o se pierden en la mente.
Salomón dijo, “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.”2 El corazón en la biblia se refiere a la mente en su totalidad: el intelecto, la voluntad, y las emociones. Y esa es la mente que debemos mantener con toda diligencia y entregarla y confiarla a Dios diariamente.
Por lo que en la mente habita, el cuerpo lo actúa. Si usted no cree en esto, piense en cómo funciona la tentación. Primero es un pensamiento, después es algo constantemente él y pensamos en ello todo el tiempo, lo racionalizamos en nuestra mente y hacemos algo al respecto. Es todo muy cierto: lo que en la mente habita, el cuerpo lo actúa.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a mantener mi corazón y mis pensamientos en forma diligente… y mantén mis pensamientos enfocados en cosas que son ‘verdaderas, puras y de buena fuente.’ Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús, amén.”
1. Proverbios 23:7.
2. Proverbios 4:23.
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