“El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.”1
¿Al orar a Dios para que los guíe, han sentido alguna vez que sus oraciones no van más allá del techo? O ¿algunas veces encuentran que es difícil concentrarse porque sus mentes vagan por todas partes?
Recuerdo una ocasión cuando yo quería desesperadamente la guía de Dios, antes de irme a acostar, tomé el teléfono y marque 1-800 al cielo — y recibí un mensaje pregrabado que en una voz monótona decía: ha marcado el número equivocado.”
Al menos fue divertido. Es cierto que (ya sea que lo sintamos o no) Dios escucha nuestras oraciones cuando estas vienen desde el corazón. Como lo dice una vieja canción: “a menudo digo mis oraciones / ¿pero estoy realmente orando/ y el sentimiento de mi corazón/ va de acuerdo a las palabras que digo?” Dios no siempre contesta nuestras oraciones de la manera que queremos, pero siempre las responde en una u otra forma. A veces, su respuesta es “no” a veces es “sí”, y a veces es “esperar un tiempo.”
Sin embargo, cuando me ha sido difícil orar, yo he escrito mis oraciones a Dios en muchas ocasiones. Esto es algo que el Rey David hizo con frecuencia en los salmos. Yo he encontrado esto de gran ayuda y les sugiero que intenten hacerlo con frecuencia.
La oración sugerida de hoy es un ejemplo. “Buenos días Dios, esta es Juana (o su nombre) llamándote/escribiéndote. Gracias por tu promesa de escuchar mis oraciones siempre y cuando yo ore sinceramente desde mi corazón. Hoy me entrego a ti y pongo mi vida y mis caminos en tus manos. Por favor, guíame por el camino a seguir. Estoy disponible, por favor permíteme ser como ‘Jesús’ de alguna manera con cada vida que toque este día. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”
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