Otro subscriptor nos escribe: “Cuando estaba en mis veintes hice un pacto con un demonio [y hice muchas cosas de las que debería de estar avergonzado]. Desde entonces he sido perseguido por la presencia de un rostro que parece ser el de una anciana que me observa todas als noches. Esto ha pasado en todas las casas en las que he vivido desde que hice el pacto con el demonio. Sé que esto parece una locura, pero es la verdad. Por favor dígame que es lo que puedo hacer para liberarme de esta pesadilla.”

El hacer un pacto con el diablo (o con un demonio) es sin lugar a dudas un camino a seguir extremadamente peligroso. De acuerdo con la palabra de Dios, Satanás (el diablo) y sus demonios son ciertamente reales y no es algo que se deba tomar a la ligera o de lo que debamos burlarnos. Tengamos en cuenta también que el diablo es el padre de las mentiras y sus demonios son una parte integral de este engaño.

Para liberarse de las garras demoníacas lo primero que se debe de hacer es confesar el pecado (de haber hecho un trato con el Diablo) a Dios, pedir su perdón y orar por la liberación. Lo más importante de todo, es que si nunca ha recibido a Jesucristo, el hijo de Dios, como a su señor y Salvador en su vida, le pido que lo haga inmediatamente. Para obtener ayuda lea el artículo, “Cómo saber que es un Cristiano autentico” en línea en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.

Hay algunos pastores que tienen el don de la oración para la liberación demoníaca, así que es aconsejable solicitar la orientación de un pastor creyente de la Biblia que tenga este don y esté capacitado, un pastor que es aprobado por su denominación religiosa. Nunca hay escasez de “charlatanes religiosos” así que asegúrese de pedirle a Dios que le oriente en la búsqueda de un pastor instruido que pueda ayudarle.

Sin embargo, hay mucho que puede hacer por si mismo inmediatamente. La palabra de Dios nos asegura que si resistimos al Diablo, él huirá de nosotros.1 Para resistir al diablo (o sus demonios), comprenda que Satanás y sus demonios odian el nombre de Jesucristo, por lo que cada vez que se sienta perseguido por el rostro del mal o entidad, dígale directamente y repítalo una y otra vez hasta que este ser del mal se aleje, “Jesucristo es el Señor. Jesucristo es el hijo del Dios viviente. Jesucristo es Dios. Jesucristo es el Señor de mi vida. Ser del mal aléjate de mi vida, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Ve a donde Dios te envía.” Y, a continuación, ore repetidamente, “Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, porque soy  un pecador. Conviértete en el señor de mi vida. Por favor libérame del mal.”

Tome en cuenta que este ser que le ha estado persiguiendo durante todos estos años no se rendirá sin poner resistencia. Así que repase el ejercicio anterior con la frecuencia necesaria hasta que esté totalmente liberado. Y siempre recuerde lo que dice la palabra de Dios, “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.”¹ Y siempre recuerde, no importa cómo se sienta, Dios está siempre con usted y está sólo a una oración de distancia. Él nunca abandonarán le. Declara su palabra: “Nunca te dejare, jamás te abandonaré.”²

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, creo y acepto a tu hijo, nuestro Señor Jesucristo, como Salvador y Señor de mi vida. Por favor lléname con tu Espíritu Santo y así dame el poder para resistir al diablo para que él huya de mí cada vez que venga a tentarme o a contaminarme. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con agradecimiento, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Santiago 4:7.
2. Vea Hebreos 13: 4-6.