“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”1
“Psicólogos de Universidades recientemente condujeron un proyecto de investigación sobre la gratitud y el acción de gracias. Dividieron los participantes en tres grupos. Las personas en el primer grupo practicaron ejercicios diarios como escribiendo en un diario de gratitud. Ellos reportaron niveles más altos de atención, determinación, optimismo, energía, y menos depresión y estrés que el grupo de control. No era sorpresa que también eran más felices que los participantes quienes tuvieron que mantener una cuenta de todas las cosas malas que pasaban cada día.
“Uno de los psicólogos concluyo que aunque el practicar la gratitud es una clave de muchas religiones, sus beneficios extendían a la población general, sin importar si tenían fe o no. El sugirió que cualquier persona puede aumentar su sentir de bien estar solo con contar sus bendiciones.”2
Como dijo William Shakespeare tan elocuentemente: “Nunca dejemos que día ni noche impía pase / Pero siempre recuerda lo que ha hecho el Señor.” A esas palabras yo añadiría un gran ¡”amen”!
Oración sugerida: “Querido Dios, por favor dame un corazón agradecido y permite que palabras de acción de gracias siempre estén en mi corazón y nunca lejos de mis labios, y ayúdame a siempre vivir con una actitud de gratitud. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Filipenses 4:6-7 (NVI).
2. Chuck Colson en Breakpoint, May 17, 2005. http://www.pfm.org/
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