“Y Faraón endureció su corazón … y Faraón endureció su corazón … y Faraón endureció su corazón … y el Señor endureció el corazón de Faraon.”1
La mayoría de los lectores estarán familiarizados con el enfrentamiento de Moisés con Faraón cuando intentaba sacar a los Israelitas de la esclavitud en Egipto. Continuamente Faraón se opuso a la voluntad de Dios. Continuo endureciendo su corazón en el proceso, hasta que después de varias oportunidades, aun se negaba a hacer lo correcto, finalmente Dios lo dejo.
Entonces quien realmente endureció el corazón de Faraón, ¿Dios o el mismo?
¿Y qué tiene que ver esto con disonancia cognitiva? Todo. Disonancia cognitiva es un término elegante para describir desarmonía mental o falta de paz en la persona. Por ejemplo, si nosotros consistentemente fallamos en hacer lo que sabemos que es correcto, y seguimos haciendo lo incorrecto, perderemos nuestra paz y experimentaremos disonancia cognitiva. Como no podemos soportar vivir de esta manera, en lugar de corregir nuestra conducta, reprimimos y negamos nuestros sentimientos, racionalizamos nuestra conducta, justificamos nuestras acciones, comenzamos a creer nuestras propias mentiras—y terminamos con un corazón endurecido y una conciencia muerta—un camino peligroso de seguir. Finalmente nos autodestruimos.
Todas las leyes de Dios son universales. Toma por ejemplo su ley moral. No podemos quebrantarla, como no podemos quebrantar la ley de gravedad. Trata de quebrantar cualquiera de estas y terminamos quebrantándonos ante ellas. Que necedad en pensar que podemos quebrantar la ley de Dios y no sufrir las consecuencias naturales. Todo lo que hacemos es endurecer nuestros corazones y adormecemos nuestra conciencia. Y a menos que nos arrepintamos de nuestros caminos pecaminosos y regresemos a Dios, terminaremos perdidos en la eternidad para siempre. Los caminos de Dios son para nuestra protección y salvación eterna. Los ignoramos para nuestra propia perdición.
Oración sugerida: “Querido Dios, ayúdame siempre a escuchar y guardar los avisos de precaución que tú pones en mi mente cuando soy tentado a apartarme de la verdad y de lo que es correcto … para que nunca adormezca mi conciencia y termine con un corazón endurecido. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Ver Éxodo 8:15; 8:32; 9:34; y 10:20.
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