Un suscriptor de Encuentro Diario compartió, “Cuando estuvimos de vacaciones el mes pasado en Ucrania, mi hija y yo caminábamos por una calle donde había una Iglesia. Estaba lloviendo. A un lado de la Iglesia estaba sentado un hombre con un perro. El hombre estaba vendiendo un tipo de revista—posiblemente la clase de revista que venden las personas indigentes en la calle por unas monedas. El perro estaba echado bajo un paraguas. Le pregunte a mi hija si deberíamos darle a este hombre algunas monedas, pero ninguno de los dos traíamos cambio así que nos retiramos del lugar.

“Al día siguiente volvimos a pasar por ahí, pero esta vez el hombre y el perro estaban al otro lado de la calle y volvimos a pasar de largo. Esa noche sentí como si Dios me trajera a convicción y que me decía, ‘me pasaste de largo dos veces, ¿me pasaras de largo una tercera ves? Así que al día siguiente fui a esa calle, saque una moneda de más valor, y se la di al hombre, me deseó un buen día y cuando lo hacía pude darme cuenta que este hombre tenía algún tipo de problema visual. Después me di cuenta que en realidad el ciego había sido yo. No había visto que era ‘Dios mismo’ el que estaba sentado ahí, en la lluvia, acompañado de un perro protegido por un paraguas.”

Oración Sugerida: Querido Dios, por favor ayúdame a siempre ser sensible a aquellos que genuinamente tienen necesidad y a darme cuenta que cuando extiendo mi mano para ayudar, a tus ojos es como si te lo estuviera haciendo a ti. Así que ayúdame Dios, así hacer. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”

1. Mateo 25:37-40 (RVC).