“Jesús dijo. ‘¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?’”1
Recientemente me paso algo un tanto divertido. Recibí un correo de un subscriptor un tanto irritado informándome que deseaba que dejara de enviarle copias múltiples de Encuentros Diarios. Lo interesante del caso es que yo recibí un duplicado de si mensaje. Me pregunto cual computadora es la que tiene la falla.
La crítica es par del desempeño en el trabajo. Agradezco una crítica constructiva. Si es justo, parece, doy las gracias al remitente y puedo hacer cambios de ser necesario.
Es increíble cómo muchos suscriptores me culpan porque no puede recibir Encuentros Diarios o se enojan conmigo porque no puede darse de baja. La mayoría de las veces, sin embargo (no siempre), es a causa de un bloqueador de correo basura con su proveedor de Internet o con su computadora que bloquea el que reciban Encuentros Diario. O cuando no pueden cancelar la suscripción, a menudo es porque están tratando de darse de baja usando la dirección de correo electrónico incorrecta. Yo siempre les explico educadamente la causa del problema, pero rara vez, si alguna vez—alguno de estos suscriptores se disculpa por haberme culpando de su problema.
En una ocasión fui maltratado verbalmente por un muy molesto “subscriptor” quien entre otras cosas me llamó “explícitamente borrado” idiota incompetente por subscribirlo. Lo interesante del caso es que reconocí el correo electrónico. Era el correo electrónico de un amigo de la persona que se estaba quejando y quien se registró utilizando el correo electrónico de su oficina y alguien más abrió el correo. No pude resistir la tentación de decirle a este hombre que la persona a quien él estaba llamando “idiota incompetente” y quien se subscribió usando ese correo era uno de sus compañeros de trabajo.
Claro que es fácil proyectar a los demás la culpa por nuestros errores. Yo mismo he sido culpable de hacer esto. Trato de no hacerlo, pero cuando lo hago, siempre me disculpo cuando me doy cuenta de mi error. Como nota interesante, las personas iracundas son notorias por proyectar la culpa a al gente a su alrededor por los problemas que ellos mismos han causado.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, ayúdame a ver cuando estoy equivocado y a rápidamente admitirlo y disculparme cuando culpo a alguien mas por mis errores. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, amen.”
1. Mateo 7:3-4 (NVI).
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