“Y pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado.”1
Joy y yo vimos la película, “Convicción.” Se basa en una historia real sobre un hombre que fue condenado por un asesinato que no cometió y por lo tanto, pasó 16 años en la cárcel. Su hermana estaba tan convencida de su inocencia que estudió para convertirse en abogado, por lo que ella pudo defenderlo y defender su caso—lo cual pudo hacer. Después de años de lucha, el ADN de la víctima asesinada fue sacado a la luz y, comparando el ADN de su hermano, demostró su inocencia fuera de toda duda. Un oficial de policía a quien él no le caía falsifico información y amenazó a los testigos de que si ellos no testifican contra el acusado, podrían acabar de la misma forma que la víctima asesinada cuyas gráficas fotografías les eran mostradas. Estos totalmente aterrorizados, testificaron falsamente contra el hombre acusado.
Debido a la prescripción del caso el oficial de policía que planeó la evidencia falsa no fue llevado ante la justicia. Además, porque ella plantó evidencias que establecían al acusado como el asesino, el verdadero asesino nunca fue buscado ni encontrado.
Salimos de la sala de cine sintiéndonos mal del estómago ya que esta había sido una terrible farsa de la justicia. No podía dejar de pensar en cuántas otras personas han sido enviadas a la cárcel y sus vidas arruinadas debido al mal uso de la justicia, y cuántas personas evitaron hacerle frente a la justicia porque alguien mas fue culpado por su delito.
Sin embargo, mientras que muchos de los que son culpables pueden escapar a la justicia en esta vida, no será así en la vida por venir, cuando estén delante de Dios para dar cuenta de su vida porque, como dice la Biblia, “está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.”2
A menos que una persona admita y confiese sus pecados a Dios—independientemente de la gravedad de los pecados cometidos—y reciba a Jesús como su Salvador y el perdón de Dios, la verdad será evidente cuando este de pie ante el juez del universo donde se servirá la justicia verdadera. No escaparán de su pecado.1
La buena noticia es, y de esto podemos estar seguros, la oferta del perdón de Dios está disponible para todos los que le confiesan a Dios sus pecados y transgresiones, creen que Jesucristo es el hijo de Dios, y que murió en la cruz para pagar la pena por todos sus pecados. Si nunca ha aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador y recibido el perdón de Dios, les ruego que lo hagan hoy. Para obtener ayuda vea: “Cómo saber que es un Cristiano autentico” en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.
Comprendan también que no es la voluntad de Dios el que nadie perezca,3 por lo que la palabra de Dios nos recuerda una y otra vez que si nunca hemos aceptado el perdón de Dios, nos veremos frente al juez del universo y se hará justicia.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor dame la sabiduría y el valor para siempre confesar mis pecados y pedir perdón ya que Jesucristo, tu hijo, murió en la cruz para pagar la pena justa por todos mis pecados. Por ello estaré eternamente agradecido. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el Jesús nombre amen.”
1. Números 32:23 (KJV).
2. Hebreos 9:27 (KJV).
3. 2 Pedro 3:9 (NKJV).
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