Drenando el dolor de los sentimientos lastimados

Job dijo, “Ahora mismo tengo en los cielos un testigo; en lo alto se encuentra mi abogado. Mi intercesor es mi amigo y ante él me deshago en lágrimas.”1

Un lector de Encuentros que ha sido herido profundamente pregunta, ¿tiene alguna idea de cómo lidiar con las emociones que surgen después de ser profundamente herido y lastimado?

Estimado Fred (no su nombre real), algo que le puede ayudar a “drenar el dolor” causado por los sentimientos heridos es el escribir acerca de ellos. David hizo esto en varios de sus Salmos. Creo que él fue un hombre de buen corazón, no debido a su comportamiento, pero debido a que era abierto y honesto consigo mismo y con Dios. Al escribir, hágalo como si le estuviese escribiendo una carta a la persona que le lastimo. Exprésele a esta persona sus sentimientos en toda su intensidad. A continuación, léale la carta a Dios diciéndole que así es exactamente cómo se siente (él lo sabe de todos modos)—después rompa la carta y destrúyala. Escriba de nuevo una y otra vez hasta que se disipen su enojo y todos esos sentimientos heridos. Pero nunca, nunca, nunca envíe una de estas cartas a nadie. En su momento, si siente la necesidad de escribir o ponerse en contacto con la persona en cuestión, recuerde siempre escribir y hablar con la verdad en amor, nunca culpando de forma molesta.

Dios también nos dio lágrimas para ayudar a drenar el dolor de los sentimientos heridos. Así que permítase llorar con todo su corazón. El hecho es que hasta que aprendamos a llorar con todo nuestro corazón, no seremos libres para amar con todo nuestro corazón. Lágrimas, sin embargo, son para expresar el dolor… no la ira. La ira debe ser expresada por escrito, verbalizada, o ambas.

Además, todo el mundo necesita al menos una persona en quien pueda confiar implícitamente con quien compartir sus sentimientos. Tiene que ser una persona comprensiva y bondadosa, quien sabe escuchar y nos acepta con todos nuestros sentimientos heridos y nuestra ira, pero no nos da consejos, no nos predica y no nos dice lo que deberíamos o no deberíamos de hacer o sentir. Y, si es necesario, tener varias sesiones con un consejero cristiano calificado para ayudarle a trabajar a través de sus sentimientos y resolverlos.

Y por supuesto asegúrese de decirle a Dios cómo se siente exactamente y pedirle que le lleva hacia la ayuda que necesita para resolver sus penas y su ira para poder llegar al punto del perdón real. El no perdonar sólo nos perjudicará. Es “como beber veneno y espera a que muera la otra persona.”

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, gracias porque siempre entiendes lo que estoy sintiendo y me aceptas cuando confieso y comparto abierta y honestamente mis sentimientos contigo sin importa cuáles sean estos. Ayúdame a ser siempre honesto conmigo mismo y contigo y por favor ayúdame a encontrar un fiel amigo con quien pueda sentirme seguro para abrirme y ser honesto, un amigo que me ame y me acepte sin importar cómo me sienta. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Job 16:19-20 (NLT).

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