Ninguna derrota antes de la batalla

“Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”1

Cuando Hellen Keller tenía sólo 19 meses de edad, sufrió una enfermedad que le dejó ciega y sorda. Pronto fue incapaz de hablar. Para la edad de siete años estaba extremadamente frustrada debido a su incapacidad para comunicarse. Afortunadamente, sus padres pudieron contratar a una profesora de veinte años quien se fue a vivir con ellos.

La profesora, Anne Sullivan, fue una persona muy capaz y amorosa y pudo ayudar a Helen enseñándole a comunicarse con el uso de sus dedos. Helen estaba muy animada, aprendió a leer por Braille y, leía todo lo que podía poner en sus manos.

Desesperadamente quería obtener un título universitario y, pasando los exámenes de ingreso a Radcliffe, rogó a los funcionarios para permitirle asistir y llevar a Anne Sullivan para traducir las conferencias a su código manual. Lo siguiente es parte de lo que ella escribió a la Oficina de admisión:

“Me doy cuenta de que los obstáculos en el camino para poder recibir una educación universitaria son muy grandes—para algunos pueden parecer insuperables; pero, estimado señor, un verdadero soldado no reconoce la derrota antes de la batalla.” ¡Helen Keller fue una verdadera guerrera y una ganadora real! “Helen fue una escritor estadounidense, activista política y profesora. Fue la primera persona sorda y ciega en obtener un título universitario.”2

Ser valiente no significa la ausencia de miedo. Significa reconocer el miedo pero lo permitirle que nos controle.

Una vez que conozcan el propósito que Dios tiene para sus vidas—o su propósito para el presente—las palabras de Dios a Josué también es aplicable para nosotros hoy en día: “¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor, dame el coraje para hacer frente a todos los obstáculos en mi vida que puedan entorpecer el que cumpla con el propósito para mi vida el cual he recibido de Dios—incluyendo tu voluntad para conmigo el día de hoy. Ayúdame a siempre recordar que estás conmigo en todo momento y nunca me dejaras o abandonaras. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén. “

1. Josué 1:9 (NVI).
2. http://en.wikipedia.org/wiki/Helen_Keller.

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