“Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.”1
Un chico ciego estaba sentado en los escalones de un edificio con un sombrero a sus pies. El sostenía un letrero el cual decía: “Estoy ciego, por favor ayúdenme.”
Había solo unas cuantas monedas en el sombrero. Un hombre caminaba cerca del lugar. Sacó varias monedas de su bolsillo y las dejo caer en el sombrero. Entonces tomó el letrero, le dio la vuelta y escribió algunas palabras. Regreso el letrero para que aquellos que caminaban por allí pudieran ver las nuevas palabras.
Pronto el sombrero empezó a llenarse. Mucho más personas estaban dándole dinero al niño ciego.
Esa tarde el hombre que había cambiado el letrero regreso a ver cómo iban las cosas. El chico reconoció su voz y le preguntó, “¿Es usted quien cambio mi letrero esta mañana? Y continuó ¿Qué fue lo que escribió?
El hombre le dijo, “Yo solo escribí la verdad. Dije lo que tú habías dicho pero de una forma diferente.”
Lo que él había escrito era: “Hoy es un día bellísimo y yo no lo puedo ver.”
¿Crees que el primer y el segundo letrero decían lo mismo? Por supuesto ambas señales le indicaban a la gente que el muchacho era ciego. Pero el primer letrero simplemente decía que el muchacho era ciego. El segundo letrero le decía a la gente que eran muy afortunados de no ser ciegos. ¿Deberíamos sorprendernos de que el segundo letrero fue más eficaz?
Moraleja de la historia: Estén agradecidos por lo que tienen. Sean creativos. Sean innovadores. Piensen de forma diferente y positivamente. Cuando la vida les de cien razones para llorar, muéstrenle a la vida que tiene mil razones para smile.2
Nota: Tomen en cuenta que el hablarle a la gente acerca de Jesús, es totalmente diferente del mostrárselos. Solo pido que podamos mostrarlo antes de hablar de él
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a ser siempre sensible a las necesidades de los demás y ayúdame a ser ‘como Jesús’ de alguna manera con cada vida que toque, para así ‘reflejarte o mostrarte” y esto pueda abrir la oportunidad de hablarle a los demás acerca de ti. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en nombre de Jesús. Amén.”
1. 2 Corintios 3:18 (NIV).
2. Autor Desconocido. Presentado por Patricia Brown.
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