Amigos verdaderos

“Un amigo ama en todo momento”1

Recuerdo hace años cómo un amigo dijo que algunas personas están “maldecidas con la aflicción de dar consejos.” En ese momento no tenía ni la menor idea de lo que decía. En realidad me sonaba como algo extraño. Ahora lo comprendo. El hablaba de los consejos que no se solicitan; esto es, dar consejos donde no se piden ni se desean. 

De acuerdo con el diccionario Webster, las personas que ofrecen servicios o consejos no deseados son personas entrometidas. Creo que la palabra es cercana a  la palabra “intolerable.” Tal consejo puede llevar un dejo de criticismo.

No estoy hablando de ir con un abogado, un contador, un mecánico automotriz, o lo que sea que necesitamos ayuda profesional. A lo que me refiero es cuando compartimos nuestras problemas y sentimientos con un amigo y ellos tienen la compulsión de decirnos lo que debemos hacer o no hacer, y como debemos o no debemos de sentir. Ellos en realidad nos están menospreciando al asumir que ellos conocen nuestras necesidades y entienden nuestra situación mejor de lo que lo hacemos nosotros mismos.

Aun cuando algunas personas desean consejos acerca de asuntos personales, es más efectivo el no darles consejos, pero es mejor ayudarlos a formar sus propias decisiones y soluciones.

Un buen consejero no les dice a las personas  lo que deben o no hacer. El les ayuda a que vean por si mismos lo que necesitan hacer.

Lo que necesito de un amigo cuando estoy en el fondo, es alguien que me escuche con el corazón, que me dé su presencia, y me acepte como soy, y me deje saber que se preocupa por mi — y no trate de arreglarme — o alguien que llore conmigo cuando yo lloro. Tales amigos son raros, pero valen su peso en oro.

Henri Nouwen escribió en su libro, Sin solicitudes, “Cuando nos preguntamos honestamente a nosotros mismos que personas en nuestras vidas significan mas para nosotros, muy seguido encontramos que son aquellas quienes, en vez de dar consejos, soluciones o curas, eligen compartir nuestro dolor y tocan nuestras heridas con una mano suave y tierna.  El amigo que puede estar callado junto a nosotros en un momento de desesperación o confusión, quien se queda con nosotros en una hora de dolor y pena, quien tolera el no saber, no curar, no sanar y enfrenta con nosotros la realidad de nuestra impotencia, ese es un amigo al que le importamos.”

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a ser un amigo verdadero y a estar allí por aquellos que están sufriendo, no para darles consejos o tratar de soluciones sus problemas, pero para escucharles, aceptar sus sentimientos, darles mi presencia, amarlos, y ser como Jesús para con ellos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Proverbios 17:17 (NVI).

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