James White escribió en una ocasión, “hace tiempo escuche una leyenda [que] se originó en un pequeño pueblo en Alemania el cual por varios años no había tenido buenas cosechas. La gente del pueblo oró al inicio del año nuevo diciendo, ‘Dios nuestras cosechas han sido tan malas y tan pocas, ¿Nos dejarías planearlo todo por un año?

Dios respondió, ‘Está bien, por un año.’

De inmediato se dieron a la tarea de poner su plan para la abundancia en movimiento, y Dios les cumplió todas sus peticiones. Cada vez que pidieron lluvia, Dios envió lluvia. Cada vez que pidieron sol, Dios envió sol. El maíz nunca había crecido tan alto, y el trigo nunca había estado tan grueso. Pero cuando llegó la cosecha, descubrieron que el maíz no tenía mazorcas, y el grueso trigo no tenía granos.

“‘Dios nos fallaste gritaban ellos.’ ‘Pedimos el sol y nos lo enviaste. Pedimos la lluvia y tú la enviaste. Pero no hay cosecha.’

Dios les respondió “‘Nunca pidieron los recios vientos del norte,’ ‘Sin los recios vientos del norte no hay polinización  y sin polinización, no hay cosech.’”²

Decía Séneca, “Dios es juzgado por fuego, los hombres valientes por la adversidad.”

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a aceptar los retos y las dificultades como disciplina y una oportunidad para ayudarme a crecer y ser más fructífero, y mas como Jesús en todo lo que haga. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

1. (Hebreos 12:11, NIV).
2. Life Defining Moments de James Emery White, WaterBrook Press, 2001, pp. 106-107. Citado en www.sermons.com.