“¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre; proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche.”1
“Hoy en un autobús / vi una encantadora criatura con cabello dorado / yo la envidiaba—ella parecía tan feliz / y cómo, quise que mi piel fuera como la suya. / Cuando repentinamente se puso de pie para bajarse/La vi renquear por el pasillo / tenía solo un pie y llevaba una muleta / pero al pasar, vi una sonrisa. / Oh Dios, perdóname cuando me quejo, tengo dos pies: el mundo es mío.
“Y cuando me detuve a comprar algunos dulces / el chaval que me atendió tenía tal encanto / parecía irradiar alegría / su forma de ser era tan amable y cálida / Yo le dije, ‘es agradable tratar contigo / rara vez me encuentro tal cortesía.’ / Él se volvió y dijo / ‘Oh, gracias señor.’ / Y, entonces, vi que él era ciego. / Oh Dios, perdóname cuando me quejo, tengo dos ojos y el mundo es mío.
“Entonces, cuando caminaba por la calle/ vi a un niño de ojos azules / estaba parado observando a los demás jugar / parecía que no sabía qué hacer/ me detuve un momento, entonces dije / ‘¿por qué no juegas con los demás?’/ Él continuó mirando al frente sin decir palabra / y, entonces supe que él no podía oír. / Oh Dios, perdóname cuando me quejo, tengo dos oídos, el mundo es mío.
“Con pies para llevarme a donde quiera ir/con ojos para ver las puestas de sol / con oídos para escuchar lo que sabré / en realidad me siento bendecido / el mundo es mío. / Oh Dios, perdóname cuando me quejo.”2
Hoy en los Estados Unidos desde donde estoy escribiendo es el día de acción de gracias: un día cuando los amigos y familiares a lo largo de esta tierra se unen en un gran banquete, pero no puedo evitar el preguntarme cuántos de nosotros estaremos realmente agradecido—me refiero realmente agradecido a Dios por las abundantes bendiciones que Él nos ha dado a aquellos de nosotros que vivimos en los países libres.
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor dame un corazón agradecido: un corazón para recordar tu bondad cada mañana y tu lealtad noche—y que tus bendiciones son nuevas cada mañana y tu lealtad es para todas las generaciones. Conceder que siempre le dé una mano amiga a otros menos afortunados que yo. Y por encima de todo lo demás, te agradezco con todo mi corazón y mi alma que tu regalo de vida eterna y de salvación estén disponible para ‘quienquiera que se acerque a ti.” Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”
NOTA: si nunca han recibido el regalo del perdón de Dios y su promesa de vida eterna lean, “Como saber que es un cristiano autentico” en: https://learning.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.
1. Salmos 92:1-2 (NKJV).
2. Fuente desconocida.
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