Sufrimiento largo Vs. Sufrir por largo tiempo

“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.”1

Un lector de Encuentros Diarios en todo su derecho nos dice cómo no siempre podemos estar bien a pesar de que lo queramos estar. La curación puede ser una cosa difícil de entender. Algunas personas obtienen la curación. Otros no. Lázaro y Dorcas fueron resucitados de entre los muertos, mientras que Juan Bautista perdió su cabeza y permaneció muerto.

Sin embargo, sigue siendo cierto, que si queremos estar bien/sanos y todo, tiene que ser algo más que un deseo. En la vida, es lo que hacemos, y no lo que decimos, lo que hablas más para todos. Y es lo que hacemos acerca de lo que decimos que queremos lo que hace la diferencia entre el desear y el querer.

Sin embargo, existen algunas cargas con las que tendremos que aprender a vivir y a administrar, porque vivimos en un mundo imperfecto y quebrantado. Para estas cuestiones necesitamos pasar por un largo sufrimiento, el cual nos ayuda a crecer en la fe, paciencia y en gracia.

Sin embargo, hay otros problemas que puede resolverse en la vida. Por ejemplo, algunas personas están enfermas porque albergan un rencor desde tiempo atrás y se niegan a perdonar a quien les hizo dañó. Sé un hombre que se divorció de su esposa hace veinte años y ella hace mucho tiempo que se volvió a casar, pero él todavía está aferrado a la fantasía de que ella va a volver a él. Estos casos son ilustraciones/ejemplos del sufrir por largo tiempo. En estas situaciones no hay beneficios que puedan obtenerse en lo absoluto — sólo amarguras, infelicidades y enfermedades.

Esta es la oración de la serenidad, aunque simple, es tan profunda. Es sugerido de oración hoy en día: “‘Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje para cambiar las cosas que me sea posible y la sabiduría para saber la diferencia.’ Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”

1. Gálatas 5:22-23 (NKJV).

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