“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”1
Tal vez ya hayan leído este poema, pero vale la pena leerlo de nuevo.
Tome una pieza de arcilla
Y en forma casual jugué con ella un día;
Y mientras mis dedos la presionaban
Se movía a mi voluntad
Regrese cuando habían pasado varios días
Aun tenia la forma que yo le había dado
Y mientras mis dedos la presionaban
Ya no pude cambiar la forma
Tome una pieza de arcilla viviente
Y gentilmente la forme día a día,
Y con mi poder y mi arte moldeé
El corazón suave y gentil de un niño.
Con el tiempo regresé;
Era un hombre a quien vi,
Él aun tenía esa forma de antaño
Todavía que temprano impresionar agujero,
Y yo no pude cambiarle nunca más.2
Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor ayúdame a ser como Cristo con mis hijos (Y con cualquier otro niño a quien tenga la oportunidad de influenciar) para que ellos al ver a Jesús en mí, lo quieran en sus vidas. Ayúdame a modelar tu amor y tu cariño para que mi vida impacte no sólo a los niños para que ellos crezcan en los caminos de Dios, pero de alguna manera a cada vida que toque. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén.”
1. Proverbio 22:6 (KJV).
2. Autor desconocido.
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