Em Griffin, autor de The Mind Changers, cuenta acerca de un buen amigo de la Universidad de Michigan quien fue como misionario medico a Bangladesh. Cuando arribo al campo, se le informó que sus cuatro hijos no se podían quedar con él, pero tendrían que ir a una escuela privada. Esta era la política de la oficina y no tenía otra opción.

Él respondió, “¡”Claro que tengo una opción! Nuestros hijos nos necesitan. La evangelización inicia en la casa primero y después en el campo de la misión.” Después de esto se dedicó a reunir dinero, encontró a un maestro, y estableció una escuela misionaria en el terreno del hospital.

Sin duda tenemos que seguir a los dirigentes que Dios nos ha dado. Sin embargo, cuando están equivocados (como nosotros lo estamos en ocasiones), es importante enfrentarlos en amor cristiano cuando sea necesario y hacer lo que es correcto. Como Pedro lo mencionó, ningún dirigente tiene derecho a controlar (ser tiranos) a nadie. Cuando lo hacemos, estamos jugando el papel de Dios y del Espíritu Santo en sus vidas.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor, dame la serenidad para aceptar el liderazgo de tus siervos, cuando lo que dicen está en armonía con tu voluntad, el valor y la gracia para enfrentarlos cuando no estén bajo tu voluntad y la sabiduría para saber la diferencia. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús. Amén.”

1. 1 Pedro 5:2-3 (NVI).