Aprendiendo a amar

“‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?’ — ‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente’—le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.”1

Alguien dijo con ironía, “¡Que el cielo ayude a tu vecino si te odias a ti mismo!” Esa persona tenía razón.

Cada persona normal quiere y necesita de las relaciones cariñosas, pero si nos odiamos a nosotros mismos, no vamos a experimentar las relaciones amorosas. Inconscientemente proyectaremos nuestras dudas sobre otros y los prepararemos para que nos rechacen, porque lo que proyectamos es lo que recibimos a cambio.

En realidad, sólo en la medida que he aprendido a amarme y aceptarme en una forma sana soy capaz de amar y aceptar a otros en una forma sana. Lo que odio y he rechazado en mí mismo, también lo odiaré y rechazaré en otros. Mis relaciones sólo serán tan saludables como yo lo esté.

Un narcisismo saludable y el aceptarse a sí mismo no es una cosa de vanidad, pero más bien, es el aprender a conocernos y aceptarnos tal como somos: lado oscuro y todo. Sólo entonces seremos capaces de cambiar y continuar creciendo para convertirnos en personas más saludables y más cariñosa.

Para crecer en nuestro amor propio, tenemos que ser conocidos plenamente por al menos una otra persona amorosa — una persona que no nos rebaja, juzga o critica, no trata de decirnos lo que deberíamos o no debería hacer, no intenta arreglarnos, no nos da consejos no solicitados y no nos predica todo el tiempo, pero nos acepte tal como somos. Es a través de su conocimiento, aceptación y amor por nosotros tal como somos que, poco a poco, aprendemos a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos. Esta verdad no puede ser enfatizada de más porque sólo podemos sentirnos amados en la medida en que nos conoce, acepta y ama por lo menos una persona cariñosa y de confianza. Esto no implica que esta persona apruebe cualquier comportamiento negativo o destructivo. Para nada absolutamente.

Se sugiere la siguiente oración: “Dios mío, por favor por en mi camino por lo menos una persona segura, cariñosa, que me acepte y en quien puedo confiar totalmente con mi vida — lado oscuro y todo — y a través de su aceptación amorosa de mi persona, me ayude a aprender a amarme y aceptarme a mí mismo así como tú me amas y aceptas, para así poder amarte realmente con todo mi corazón, alma y mente, y amar a mi vecino como tú deseas que lo haga. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén. ”  

1. Mateo 22:36-40 (NVI).

<:))))><

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>