Aprendiendo a Amar

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”1

Mientas que se nos pide y comanda por Dios el amarnos los unos  a los otros, no siempre es fácil. El amar en realidad necesita aprenderse.

Como lo enseña la Biblia, amamos a Dios porque él nos amó primero. El lo modelo para nosotros. El mismo principio es verdadero para el amor humano. Amamos a los demás porque alguien nos amó primero y nos sirvió de ejemplo. 

No llegamos a este mundo sabiendo como amar, solo con la habilidad de aprender a hacerlo. Si no recibimos un cariño sano o si no nos sentimos amados adecuadamente cuando pequeños, existe la posibilidad de que como adultos suframos por la falta de amor y no sepamos como amar apropiadamente—solo como “hacer” el amor lo cual podría no tener nada que ver con el amor

En otras palabras, para aprender a amar, primero tenemos que ser amados—ya que lo que no recibimos en nuestros años de desarrollo, lo necesitamos recibir ahora.

Hacemos esto al tener por lo menos una o dos personas que nos quieren, no nos juzgan y nos aceptan tal como somos—al permitirles ver nuestro lado oscuro—secretos, derrotas, pecados, debilidades, faltas … marcas y todo. Así como estas personas nos aman y aceptan por lo que somos (no por lo que tenemos o no tenemos), aprendemos poco a poco a aceptarnos a nosotros mismos. Recuerden, también que solo nos pueden amar al mismo grado al que hemos aprendido a amar y a aceptarnos a nosotros mismos. Puede dar miedo el llegar a admitir esto pero es profundamente sanador. 

Esta es otra razón por la cual la Biblia nos enseña la importancia de confesar el uno al otro nuestros pecados y nuestras fallas.2 El hacer esto es crucial para el sanar nuestras heridas y reparar nuestras emociones.

Se sugiere la siguientes oración: “Amado Dios, por favor dame algunos amigos con quienes yo me pueda sentir en confianza para que ellos me conozcan completamente y aún así me amen. A través de su amor y el tuyo por favor enséñenme a amar y aceptarme a mi mismo de una manera sana. Y al hacerlo enséñenme a amar a otros que también necesitan ser amados de la misma manera que yo lo necesito. Gracias por escucharme y responder a mis oraciones. De todo corazón, en el nombre de Jesús, amén.”

1. 1 Juan 4:19 (NKJV).
2. Santiago 5:16.

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